Me gustas como eres - aunque a veces me cueste- .

Han pasado dos años desde tu nacimiento.

Y estoy extasiada.

Cada día de conocerte te quiero más.

Y aprendo mucho de tu curiosidad por el mundo.

Aprendo a ser mejor para ti y para mi.

Estoy dejando abajo mis pretextos, mis distracciones y enfocándome en lo que es realmente esencial:

Tu bienestar, mi salud mental y física.

Estoy desaprendiendo.

Y redireccionando lo que me gustaría para ti.

Cuestiono si lo que aprendí mientras me recortaban para cuadrar y cumplir será lo que quiero para ti y tu inteligencia, tu creatividad y tu felicidad.

Hasta dónde hubiera llegado si no me avergonzara de ser yo, como era, como fui, en vez de las notas y el cuadro de honor, ¿qué tanto más hubiera disfrutado? mi niñez, las amistades, los juegos… en vez de tratar crecer a marchas forzadas para cumplir.

Serte (serme) fiel

Ayer una niña me preguntó:

-¿Porqué nunca se sienta?- Llevabas horas contento corriendo en el campo, y ella sólo te miraba curiosa.

Y en vez de hablar mal de ti a causa de mi verborrea, pausé para entenderte y reflexioné cuando me oí decirlo en voz alta: -Él tiene mucha energía y necesita soltarla así-

Lo mismo que le digo a tu padre para que desarrolle paciencia.

Y cuando vi que corrías feliz sobre el pasto sin zapatos, una madre se acercó para decirme -(mientras se erizaba con ñáñaras) - ¡Ay no puedo verlo sin zapatos!-

Sólo dije - Es que a él le gusta ser natural-

Esta vez sin vergüenza por no encajar y por juzgarme creyendo que soy una mala madre. Hasta sonreí en paz sabiendo que eres un niño saludable y me enorgullecí de que tu felicidad -tu rebeldía e irreverencia- causaban tanto revuelo .

Me gusta como eres. Porque me recuerdas a quién me hubiera gustado ser de niña.

Querido hijo, llegaste impetuosamente a mi vida -cómo todo tú eres- me has dado varias tareas: desde cuestionar los métodos de crianza, mis sueños, mi ser voluble e improvisado antes de ti, desde recuperarme de una depresión, sobrevivir a una cirugía de emergencia y levantarme a darte teta, a poner límites - a ti y a los demás- a ser más saludable para enseñarte con el ejemplo a amar el ejercicio, el aire libre y tu naturalidad.

Cómo te enseñaré a no ceder a la presión de grupo, a tener voz y pensamiento propio, a amarte y respetarte…

Te amo, eres el trabajo más difícil del mundo, la responsabilidad está en nosotros para enseñar-nos: Madurar, corregir y re aprender. Alinearnos a nuestros valores ; trabajar en mi lo que no tengo , porque si no lo he desarrollado ¿cómo lo puedo enseñar?

Me cuestiono quién soy, quien quiero ser, a dónde voy y cómo quiero llegar. ME quito las culpas de no ser quien querían, y me reconforto, porque me gusta más serme fiel.

Tu existencia me alegra:

Te siento levantarme con besitos

Encuentro tus manitas escritas como una carta en el piso lleno de nuez moscada.

Aparecen dinosaurios en el microondas.

Y de repente se encuentran tus pañales arrancados mientas corres con toda la gracia al “atrápame si puedes”

Deseo tu plenitud hoy y siempre, y que la vida me permitan verte feliz muy muy viejita e irreverente.

Te amo bebé.

Gracias por elegirme como tu madre.

Y enseñarme a vivir impetuoso como tu.

Feliz cumpleaños.

Colección de Travesuras: