MI HISTORIA DE PARTO: ¡NO SABÍA QUE ESTABA EMBARAZADA!
PREÁMBULO.
Curioso: El ginecólogo que no podía ser madre. Que por los miomas sería “muy difícil y riesgoso”.
Recuerdo que esa tarde que recibí la noticia le decía a una amiga: “No quiero que me quiten la posibilidad de ser madre”.
Y mientras, me hice a la idea, de que mis hijos serían mi trabajo y nuestros viajes.
Pues bueno después de esas maravillosas y románticas vacaciones cuando eras mi novio (ahora esposo) en Europa. ¡El milagrito sucedió!
¡NO ES UNA PIEDRA EN EL RIÑON !
Aún recuerdo como peleamos frente al Nefrologo para evitar un método de contraste. Estabas muy preocupado por “los futuros hijos que tendríamos o no” Pero no querías herirme más ni ponerme en riesgo.
Qué divertido que una semana después a las 10 de la mañana, saldría corriendo del laboratorio a la sala de espera para extenderte un resultado que decía POSITIVO.
Recuerdo cómo el radiólogo intervino por rutina y con prisa fue por la doctora que con acento norteño me dijo “Usted no se hace el estudio hasta que le den el resultado de si está embarazada”
Gracias a ella lo supimos. En menos de media hora con la misma sangre que me sacaron horas antes. salí hacia ti desesperada.
Lloraste de la sorpresa y yo casi me desmayo del susto, pero regresamos a casa llorando con muchas dudas y mucho amor.
¿Cómo cambiamos nuestros planes?
Lo que más me costó trabajo fue conciliar el trabajo y la maternidad. Cambiar nuestro estilo de vida, cancelar nuestros sueños, posponer y rechazar trabajos y adelantarnos a armar una familia lo más pronto posible. ¿Dónde viviremos ahora? ¿Qué compramos para el bebé? ¿Cómo lo decimos?
COMPLICACIONES:
Armamos la boda en un trimestre. Me casé embaraza de 4 meses, y me desmayé al final de la noche.
Dos amenazas de aborto: una a las 16 semanas y otra en el séptimo mes de embarazo.
Dos meses de reposo.
+12 kilos de un sentón.
Cambiar de Ginecólogo dos meses antes de que naciera Christopher.
Cesarea de emergencia.
HORA DE PARIR.
Hijo, ya estaba desesperada por conocerte, y muy preocupada porque ya iban a dar las 42 semanas.
42 semanas. Y tú estabas muy cómodo adentro de mí.
Mi super doctora Pro Parto Humanizado me mandó a acupuntura para inducir el parto naturalmente. En tres sesiones iniciaron las contracciones.
Eran las 8 de la mañana estaba tan adolorida e hinchada que me fui en chanclas al hospital.
Ya había preparado todo: Doctores Pro Parto Humanizado, Parto Natural en Agua, Mi Doula querida Elsa Peralta al lado de mi, la aromaterapia, el rebozo… la respiración. Y mi esposo Freddy, mi aliado al pie del cañón, no se despegó de mi lado ni un minuto, con miedo y con decisión para apoyarme. En todas las contracciones y todas las decisiones.
Pero tu no querías salir. Y mi miedo se hizo realidad.
Después de 20 horas de parto, tu cabecita estaba clavada en mi pelvis, estaba agotada y por más que lo intentamos dos horas más tuvimos que cambiar de rumbo.
La doctora Valencia me dijo: “tienes que entender que es un procedimiento complicado y de emergencia porque tu hijo está clavado, hay meconio, tenemos que intervenir”
CESAREA DE EMERGENCIA.
En trance entré al quirófano, creí que estaría sola y me resigné.
Pero no era así, mi doula y mi esposo entraron conmigo, me sostuvieron, en pocos minutos -los mas largos- Saliste tu y te pusieron en mi pecho, tu papá por fin gritó “es un varón”.
Voltee a ver a Elsa y sin fuerzas le dije “mi corazón está mal”
Después me desvanecí.
POSTPARTO.
Duré tres días en el hospital con pañales. No pude dormir hasta llegar a casa contigo.
¡Estábamos tan nerviosos al dejar el cuarto que no sabíamos ni como sentarte en tu sillita del coche!
Todo nos daba miedo: los topes, la obscuridad, el que no durmieras, el que durmieras mucho y el que llorarás.
Las pastillas que me recetaron contra el dolor me estaban dando urticaria, hasta que un día noté que me estaba asfixiando.
Casi termino con un Shock Anafiláctico por alergia medicamentos.
Regresamos a casa.
Durante las noches de lactancia, empecé a desarrollar manías y dejé de dormir de nuevo.
Me levanta a las 3 de la mañana a limpiar la cocina, ordenar trastes y cocinar.
Después vinieron las depresiones, a veces no me paraba de la cama más que a darte de comer y muchas veces no me bañaba.
Lloraba mucho. De dolor, de tristeza, de cansancio, y de que sobreviví al parto.
Lo ÚNICO importante era que tu estuvieras bien.
Y me sentía culpable de no poder “Atender” con más cariño a tu papá.
¿Pero quién me cuidaba a mí?
¿Cómo sobreviví a la Depresión PostParto? ¿Cómo me di cuenta?
Lee cómo sobreviví a la depresión Post Parto en la siguiente entrada.