Mariela Santoni

View Original

La luz interior de una luciérnaga.

Me quemaba querer lucir como el sol.

Astro tan brillante y en competencia constante no podía asimilarme ni poco a su resplendor.

Me dolía querer brillar a fuerzas, en contra y por lo que sea pero brillar.

Poco a poco me extinguí.

Años en el anonimato, reconsiderando porqué me cansaba,¿ por qué quería de brillar como el sol?

Hace poco mi doula me recordó:

Puedes seguir brillando aunque cuides de tu luz, a tu ritmo, como brillas tu como brillan las luciérnagas.

Y redescubrí mi brillo.

Que brille a mi ritmo no signifique que esté apagado, si no que es natural a si mismo, a su vaivén, a sus pasiones y sus señales.

Yo brillo, brillo como luciérnaga.

Dejo mi camino y poco a poco reaparezco en la obscuridad.

Comprendí, que sólo me desgastaba compararme.

Acepté, que cada quien vibra e ilumina a su manera.

Renuncié a compararme con el Sol de esa chica que me vislumbraba.

Y ahora sigo mi camino en las noches.

Dejando señales para encontrarme.

Y compartiendo esos halitos de luz para quien entienda mi ritmo.